Elizabeth Quila

Escritora, periodista, gestora cultural, psicóloga y psicoanalista.

Actualmente ella es CEO de EQ Resolutions, una fundación que agrupa conferencias, terapias, talleres psicoartisticos, en pos de una mejor salud emocional de individuos y comunidades.

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podcast de Elizabeth Quila

Elizabeth te explica sobre el dessarrollo y el control de las emociones.

Gestion Cultural

Fundadora de Casa Cultural de las Americas, la cual es una entidad que busca preservar las diversas culturas y artes de las Americas en Estados Unidos.

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Descubre el poder del arte  para manejar tus emociones y controlar tus decisiones

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Disfrute de la literatura con Elizabeth; novelas, cuentos, ensayos, articulos y poemas encarnando abismos y puentes entre el amor, el dolor y lo total.

La mirada ciega
El Culto
Travesti de almas
Oblivion

Que dicen los expertos

Escritores de trayectoria dan su opinion experta sobre los libros de Elizabeth.

Una subyugante y voluptuosa “Ella” es la megaprotagonista de casi todas las historias, quien, como un ángel seductor, adopta diversas apariencias sin abandonar su esencia erótica, que es la que impregna su desbordante lenguaje de olores hormonales. 

Sus caderas tristes y lascivas se mueven hacia adelante y hacia atrás, con un movimiento que caracteriza a ese tipo de mujer, cuyo destino inevitable es convertirse en la conversión de quienes la tocan.

Dra Sonia Manzano

Dra Sonia Manzano Vela

Reseña de la mirada ciega

El amor, ese doble espejo donde lo amado es el azogue de lo único y viceversa, fue, es y seguirá siendo por siglos fuente de forma, y lo digo porque el comienzo de la misma agua se despide y se alimenta.

Sus variantes son innumerables, desde el canto sagrado con todas las eufonías -y a menudo exageraciones necesarias- que exige la pasión hasta el verso contenido y contrito de la intimidad expuesta, pasando por el camino del florilegio alegre hasta los precipicios de la tragedia.

Unas veces como diálogos entre los protagonistas, otras como soliloquios. En el caso del libro Oblivion, ambas opciones se combinan en una sola. El poeta habla a la amante para que el espejo le devuelva la independencia, y lo hace con tanta determinación como delicadeza.

Ella dice:
El tulipán de tu piel es ahora el amarillo de mi sonrisa.

El poeta argentino Leopoldo Marechal escribió: “con el número dos nace el dolor”. Y en esa alquimia de amor y desamor donde el olvido quiere decir sus últimas palabras, Elizabeth supera con un golpe de talento el reclamo y su furia oculta, sabiendo que sin esa metamorfosis no habría poesía que le diera permanencia.

Ella escribe:
“Dispara a este ciervo que quedó huérfano de madre cuando perdió el deseo por tu cuerpo”. 

El libro comienza con poemas que inscriben una carta secreta y, poco a poco, acaba desatándose en un torrente de contenidos con el mismo fluir lento y progresivo que brota de una herida abierta. 

Y en ese momento se hunde y se deshunde en el espejo del amado, vuelve a sí misma y se afirma.

 El poeta y verdugo deslumbró: “De un vientre de piedra nació el polvo del tiempo y una herida viva que gotea la espera que exuda risa sembrando migajas en cuerpos enteros.

Carne de gacela blanca, firme y cálida; Ojos tristes, mudos, quietos, de gallina. 

Un salto fuera del código, riesgo logrado en estos últimos versos, donde se confirma la versatilidad expresiva de su poesía.

 Quila se abre aquí como una rosa de arena, creciendo a partir de su desmoronamiento y cicatrizando. 

Pero este gesto que la restaura no la protege, confiesa en otro poema. “Me desperté prisionero de la libertad”. 

Este es un libro impactante. Palpita con el recuerdo a la intemperie; se desarrolla de latido en latido a un ritmo excitado, y el amor a menudo necesita olvido para que el amante pueda reconocerse a sí mismo.

Un lento descenso hasta encontrar el vacío, ese espacio demasiado blanco donde el ser amado desaparece. El poeta se despide de él desde dentro de su relámpago.

Adentro ya no estás, y en esa ausencia, la selva grita y cumple la hermosa alquimia que sólo la poesía posee: la aniquilo para resucitarla.

Este libro guarda para sí y para siempre esa ardiente confesión y ese raro prodigio.

Teuco Castilla

Teuco Castilla

Sobre Oblivion y el olvido

A proposito de mi nueva novela: El amante despiadado.

Ser su propio instrumento.

La tradición que más ciertamente acoge a El amante despiadado de Elizabeth Quila es la de la novela de tránsito a la madurez o novela del descubrimiento. 

Este linaje de la ficción también conocido en otras tradiciones como coming of age (inglés) o bildungsroman (alemán) narra la transformación de un personaje en momentos cruciales del desarrollo, habitualmente durante el paso de la niñez a la juventud.

La motivación es normalmente una ruptura o pérdida que conduce a una seria transformación, como hemos visto en ejemplos clásicos del género como El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye) de J.D. Salinger o Mujercitas (Little Women) de Louisa May Alcott. 

La novela del desarrollo, como podría también llamarse, establece paralelos con tradiciones sociales y culturales que instauran ritos de pasaje para señalar el cambio de niño a hombre o de niña a mujer, bien sea celebraciones de tipo religioso, que involucran al hombre con mayor regularidad, o eventos como fiestas de quinceañeras o de presentación sociedad, que en la tradición europea y latinoamericana son aún costumbre para señalar la entrada de una joven al ámbito adulto.

Para Claudia, la protagonista de El amante despiadado, el espacio de transformación y desarrollo se relaciona con la exploración de las formas del placer y la influencia que éstas tienen en la construcción de la identidad individual. 

Dicho proceso de auto descubrimiento se nos cuenta en episodios que abarcan un periodo de tiempo desde la niñez hasta la edad adulta. 

A diferencia de algunas clásicas novelas del descubrimiento, la transformación de Claudia no se limita al momento de la adolescencia, sino que encuentra un segundo aliento en el principio de otra madurez, concretamente cuando la protagonista cumple cuarenta años, experimenta una fuerte ruptura y regresa entonces al estado físico y emocional que había experimentado a los 16 años, apoyada para esto por el acontecimiento de una gran coincidencia.

Uno de los elementos fundamentales de este texto es el modo en que la protagonista posee expectativas sobre lo que significa ser una mujer y vivir como tal que se alejan de las formulas comúnmente asociadas al descubrimiento amoroso femenino.

Desde el momento en que Claudia se presenta a sí misma y hasta que la reencontramos al final del texto, de regreso de su segundo viaje de transformación, la protagonista privilegia el conocimiento de lo sensorial como forma de relación con el mundo y es además muy diestra en condensar el sentido de las experiencias en la capsula del presente. 

La noción de lo trascendente en esta novela, lejos de estar suscrita a macro relatos amorosos que aluden formas de la realización femenina a partir del encuentro con el otro-masculino, está determinada por formas del auto conocimiento.

Claudia siempre suscribe la intensidad de los eventos a las revelaciones sensoriales, como avisando que un ser tan sólo sabe puramente lo que sabe un cuerpo.

Sucede así, por ejemplo, durante el recuento del primer encuentro sexual de Claudia con un hombre, dicha experiencia transcurre ligeramente por causa de un jugueteo de pie por debajo de la mesa que por intervención de un primo distante, aspirante a inquilino de la madre, lleva a Claudia a la conquista de su primer orgasmo. 

Lo interesante es que no se ofrecen grandes preparativos para la narración de este encuentro, ni tampoco posteriores reflexiones sobre posibles alcances románticos del evento.

 Este episodio delinea el desarrollo posterior del personaje de Claudia: una mujer en control privado de sus emociones, para quien los hombres, en tanto otros, cercanos pero ajenos inquilinos del cuerpo son instrumentos y compañeros en el proceso de aliarse con las potencias para el placer y la felicidad del ser propio.

Vale la pena señalar la palabra instrumento para referirse al papel de los amantes de Claudia pues ésta define, en un sentido no utilitario, el espíritu de las relaciones que la protagonista establece, donde el otro-masculino es un facilitador de la mutua interpretación. 

A esta conclusión se puede llegar prontamente por la relación que Claudia establece con Hugh, el amante violinista, presencia que aparece en la vida de Claudia la noche de sus 16 años y que retorna en la madurez.

En cierto sentido, el violín de Hugh parece encerrar un secreto sobre el amor, este instrumento, con el que Claudia tiene una relación, casi tan intensa como la que tiene con el hombre mismo representa a un mismo tiempo el inicio y el fin del amor.

La importancia del violín en el texto ya estaba avisada por su mención en la canción de Leonard Cohen Dance Me to the End of Love con la que abre el libro de Quila. 

En la pieza de Cohen, balada aparentemente romántica, se alude, según ha señalado el autor en algunas entrevistas, a los músicos de cuerda a quienes se obligaba a interpretar su música durante las sesiones crematorias en los campos de concentración de la Alemania Nazi.

 Esta intención de fundir dolor y belleza es fundamental para entender el aprendizaje sentimental de Claudia quien del amor comprende que no es posible recibir su lado más generoso sin acoger también el más punzante.

Pero la principal relación amorosa que este texto relata no es, en mi opinión, la que Claudia sostiene con el amante sino la que se desarrolla entre ella y su abuela Susana, personaje al que se reconoce ya no como a una cuidadora, sino como a una suerte de guía espiritual.

El descubrimiento del perfil emocional de Claudia sucede de manera simultánea a la revelación del pasado amoroso de Susana. 

En este sentido, el texto de Quila rinde homenaje a un modelo de familia matrilineal donde el camino del desarrollo y la solidaridad se basa en verdadera confianza mutua y compresión de género.

La historia de una muchacha, criada por su abuela, a propósito de una relación de mutuo entendimiento y apoyo podría ser la de muchas, por eso mismo quizás la protagonista no revela el lugar exacto de sus orígenes, sólo sabemos que se trata de una hispana, viviendo en la ciudad de Nueva York y conquistando el camino de la verdadera independencia sentimental para ella y las mujeres que la preceden.

Este libro termina con la inclusión de una colección de poemas para Claudia escritos por su exmarido, que así hace las veces de heterónimo. 

Dichos poemas se preguntan por nuevas revelaciones posibles en la vida de la protagonista y dejan la puerta abierta para más relatos sobre el mismo personaje. 

La idea de terminar una novela con un grupo de poemas es muy llamativa y productiva, recuerda los textos clásicos que concluyen sus exposiciones con un mito o una fábula, se evitan así la imposición de conclusiones o de obvias preguntas, para cuando ya no quedan certezas sino sensaciones abiertas estará siempre el poema

andrea cote

Andrea Cote

Sobre El Amante Despiadado

El filósofo rumano E.M. Cioran decía que sólo en la música y en el amor existe la alegría de morir.

El espasmo voluptuoso de querer morir porque en algún momento, ya no se puede seguir soportando las vibraciones internas y sublimes del amor o de la música.

Sin ánimo de contradecir a mi admirado maestro, me atrevería agregar un motivo más para tan deliciosa muerte, algunos versos y poemas de Oblivion de Elizabeth Quila Hussmann.

“Es hora de escribir en ti”, dice de repente la poeta y hay como un sobresalto en mi ánimo de lector.

Miento. No soy lector. No soy papel. No soy tinta. No soy tercera persona. El milagro epistemológico se ha realizado: soy el objeto de deseo del torrente erótico que atraviesa este libro.

“Si pudiera abrazarte hasta que expiraras mi nombre”.

Pero así como nos regocija el pensamiento de una muerte súbita en la plenitud del éxtasis, también nos advertía Cioran sobre “La pesadumbre por no morir en los momentos culminantes del estado musical y del erótico nos enseña cuánto tenemos que perder viviendo”.

“No eres todo, pero en el hueco de mi mano izquierda se me quedó la nada”.

Nada. Negación de la existencia. ¿Vale la pena seguir viviendo después de haber conocido y apoderado “de la gloria de su orgasmo”? Imposible. No habrá más vida. No habrá existir. Solamente duración.

Por otra parte, recordemos que en nuestra cultura, lo femenino se construye inmediatamente dentro del orden simbólico, como cualquier otro género. Pero el género femenino queda relegado a una situación marginal y se le considera inferior al poder masculino. 

La mujer se halla, a la vez, dentro y fuera de la sociedad masculina: es un ser románticamente idealizado de esa sociedad a la par que su víctima exiliada. 

Sin embargo, Elizabeth Quila Hussmann, se atreve a un verso que para mi modesto entender significa una verdadera ruptura no solamente semántica sino epistemológica:

“Su sexo, es sólo género”.

Lacan afirma que el lenguaje es una construcción “falocéntrica” y Jacques Derrida irá un poco más allá al denominarlo “falogocéntrico”, es decir, un sistema simbólico de represión que aparece con la irrupción del padre en el mundo diádico entre el niño con su madre, por lo mismo, pienso que la mujer vive en el lenguaje otra forma de exilio y marginalidad tan radical como con su propio cuerpo. 

Como alternativa, Julia Kristeva oponía al orden simbólico masculino lo que ella denominaba “lo semiótico”. Lo semiótico es el “otro” del lenguaje, pero íntimamente entrelazado a él. 

Se refería con esto a un patrón o juego de fuerzas que pueden detectarse dentro del lenguaje, fuerzas que representan una especie de residuo de la fase preedipal. 

Lo semiótico, según Kristeva, es fluido y plural, una especie de agradable exceso creador que sobrepasa el significado preciso, y que se complace en destruir o negar a todas las significaciones fijas, trascendentales. 

Lo semiótico trastoca todas las divisiones estrictas entre lo masculino y femenino, y promete desconstruir todas las oposiciones escrupulosamente binarias: propio/ajeno, arriba/abajo, cuerdo/ loco, mío/ tuyo, fiel/ infiel. 

Oposiciones mediante las cuales sobreviven sociedades androcénticas como la nuestra.

“Y coloqué la primera piedra sobre arena movediza que con pilares de viento erigió el templo a la fruición.

Sin reclinatorio me hinqué sobre su cuerpo, impetrando mi oralidad en su piel.

Y con el rosario de mis dedos me apoderé de la gloria de su orgasmo, imbricado en mi silencio”.

Sin lugar a dudas, Elizabeth ha logrado traspasar las barreras represoras del lenguaje y ha logrado penetrar en los sagrados dominios del silencio. 

Porque, a mi entender, el amor como la poesía comienza en el silencio. Cuando justamente termina su labor el sexo o el lenguaje.

ivan oñate

Ivan Oñate

Sobre Oblivion

Premios

latino book awards

Latino Book Awards

“El cadáver que envejece dentro de su tumba,” fue uno de los premiados entre miles de obras participantes en el Latino Book Awards en New York en 2021.

"¿De dónde vienen las ideas? De donde viene todo lo profundo, el vacío."

Elizabeth Quila

Nueva Publicación

El cadaver que envejece dentro de su tumba

El cadaver que envejece dentro de su tumba.

El cadaver que envejece dentro de su tumba comparte las numerosas facetas de la condicion humana

Esta novela abarca tanto epocas como generos.

Rob, Ed y Carmen recorren caminos que muchos hemos transitado cuando menos en la imaginacion.

Aqui encontraras descarnados deseos y apetitos que, al ser amordazados, terminan por perder permanentemente su voz.

Sigan @elizabeth_quila

"¿De dónde vienen las ideas? De donde viene todo lo profundo, el vacío."

elizabeth quila